Justo después del sexo es habitual que surjan las ganas de ir al baño. Pues bien, es importante no aguantarse e incluso hacerlo aunque las ganas no sean especialmente acuciantes.
Los expertos en salud sexual afirman que orinar después del sexo es una gran ayuda en la protección de enfermedades que pueden poner en peligro nuestra salud. Este hábito reduce hasta en un 80% las probabilidades de contraer una infección. De hecho, se ha demostrado que no hacerlo es una de las causas más comunes de las infecciones en las vías urinarias.
Cuando mantenemos relaciones sexuales las bacterias y secreciones que se encuentran en la zona genital pueden ingresar en nuestro organismo y acumularse en la uretra, desencadenando afecciones en la vejiga, próstata, vesícula seminal e incluso en los riñones.
Las mujeres son más propensas a padecer este tipo infecciones puesto que la eyaculación femenina no se produce a través de la uretra y la única forma de deshacerse de las bacterias invasoras que han ingresado en el organismo durante el coito es a través de la orina, por lo que para ellas parece de especial importancia adquirir esta costumbre. Además, es preferible que se realice durante los 45 minutos siguientes a la penetración.
Existe un mito alrededor del hecho de que orinar después de practicar sexo previene un embarazo, lo que es rotundamente falso puesto que los conductos para la micción y la fertilización en las mujeres son distintos. Si el hombre eyacula dentro de la vagina no hay posibilidad de expulsar el semen depositado en la cavidad vaginal al no existir conexión de la vagina con la uretra.
Aunque normalmente no tenemos que esforzarnos demasiado para orinar después de mantener relaciones sexuales, conviene hacerlo incluso sin ganas, porque el beneficio derivado es mucho mayor. Normalmente y sobre todo en el caso de las mujeres, el impulso es grande porque el útero está recostado sobre la vejiga, y como se producen fricciones al tener sexo, las ganas de ir al baño aumentan.
Mientras se mantiene una relación sexual aumenta la filtración glomerular en los riñones y cabe destacar que cuando la mujer alcanza el orgasmo, el cuerpo libera hormonas sexuales como la oxitocina, que está directamente relacionada con el placer, y después de mantener relaciones sexuales aumenta el deseo de orinar.
Habitualmente esta orina es prácticamente agua, puesto que es baja en urea y electrolitos y es normal que no tenga color amarillo ni olor.
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