En una entrevista con EFE, la colombiana aseguró que «está muy bien», más segura de sí misma que nunca y despojada de inseguridades y presiones sociales con las que cargó por muchos años.
Shakira cuenta que se encontró con «una nueva fuerza» que no sabía que tenía, y de la que se ha «enamorado», después de afrontar una separación pública y complicada, la enfermedad de su padre y problemas legales, entre otras cosas cuestiones menos públicas.
«He bajado al infierno, he subido otra vez, he estado en el barro, me he limpiado el barro, me he sacudido el polvo y echado para adelante. Entonces ahora es como que uno tiene un cierto, una cierta libertad ¿no? Y un poderío también», indicó.
«Es un proceso en el que juegan un papel fundamental los afectos, la familia, los amigos, pero también la capacidad que tiene uno mismo de reconstruirse. Esa capacidad a veces uno la encuentra a través del trabajo, a través de la productividad», describió.
Y el resultado fueron las 16 canciones de ‘Las mujeres ya no lloran’, una crónica de desamor, pero también de la soltería que ahora está disfrutando.
Se refieren a la ruptura las siete que ya estaban en el mercado, más la versión EDM de la sesión 53 con Bizarrap y quizás incluso (Entre paréntesis)’, su colaboración con Grupo Frontera.
Pero el resto explora el haber encontrado un posible nuevo amor que describe en ‘Nassau’, o la pasión que cuenta en ‘Cohete’, el segundo trabajo en el disco con Rauw Alejandro, y hasta el desenfado más explícito en ‘Puntería, su canción con Cardi B, la rapera latina. También son historias de Shakira.
«Es un álbum muy personal. Dejémoslo ahí», dijo. «Pero sí, me siento más libre en todo», reconoció. Contó como anécdota que ello ha sorprendido hasta a su modista, con chismes más atrevidos que de lo que era la costumbre de esta allegada.
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